El ying y el yang del Derecho Penal
El ying
Cuando asisto a un cliente en juicio, lo último que me planteo es si merece o no estar sentado en el banquillo. Cuando asumo su defensa, mi deber es el de procurarle lo mejor. O como mínimo, que no le caiga el mundo encima. Así es nuestro oficio en la faceta defensiva.
En ocasiones, pocas, ocurre que al ser alguien al que asesoro habitualmente, ya le había prevenido de la posibilidad de encontrase en donde se halla. Y es que lo cierto es que la labor de prevención social que tiene el derecho penal es algo que echamos de menos los defensores cuando llegamos al caso concreto. Sí, cuando el cliente llega a nosotros. Porque cuando acude a asesorarse, culpable o no, lo suele hacer ya de fango hasta las cejas.
La llamada de la selva
Cualquiera, hasta el más deleznable de los psicópatas asesinos o económicos que, como bien sabéis, haberlos haylos, tiene interiorizado un sistema que, mal que bien, le marca por donde tiene que andar para no acabar con sus huesos en la trena. La inmensa mayoría, lo hace basado en su educación que ha adquirido a través de un proceso ético. Personal o grupal, pero asumido que, al cabo, le ayuda en su proyecto vital además de determinarle la frontera entre el bien y el mal. Otros, y entre ellos no solo se hallan los sociópatas, son más de eso. “Yo la hago, atrápame si puedes”.
Los sistemas de Prevención de Delitos
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El abogado penalista ha sido, tradicionalmente, percibido como el escudero de atracadores, homicidas, traficantes de droga o agresores sexuales. Y, los delincuentes de «Cuello Blanco», aquellos cuyo ámbito de confort son los delitos económicos de gran calado -estafas, evasión fiscal, blanqueo de capitales- no hacían gala tampoco de contar con los servicios de un buen abogado penalista, obviamente, más que en aquellos momentos en que tenían que desfilar por el juzgado.
Johnnie Cochran, penalista de trayectoria en Estados Unidos y fundador de una de las Firmas de Abogados más reconocidas de Los Ángeles, se hizo famoso en 1994, por asumir la defensa penal de OJ Simpson, en el juicio por el presunto homicidio de su ex esposa. Y tan duro es el oficio del penalista que aun tras un resultado judicial exitoso, tuvo que enfrentarse al reproche de parte de la sociedad.
Sin embargo, el panorama actual ha cambiado radicalmente, gracias al enfoque preventivo con que las empresas están asumiendo el cumplimiento normativo. Hoy en día el abogado penalista forma parte de los profesionales que mayor proyección están adquiriendo, convirtiéndose en un asesor de confianza de los Consejos de Administración con un rol preponderante al que se echa mano con asiduidad, mucho más de lo que se entera el público.
Y que dure.
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